miércoles, 4 de marzo de 2009

Deshnoke, fe de ratas

Los primeros kilómetros del viaje los recorrí en un autobús nocturno que salió de Delhi a eso de las 10 de la noche, y me dejó en Bikaner a las 8 de la mañana del día siguiente. Conforme me bajé, un autorickshero me salió al paso para preguntarme a donde me llevaba. Con lagañas en los ojos y carraspera mañanera, le dije que para la estación de autobuses, rumbo a Deshnoke. Esta pequeña aldea, a 32 kilómetros de Bikaner, es famosa por el templo de Shri Karni Mata, más popularmente conocido como el templo de las ratas sagradas, único en todo el mundo.

Advertencia: Estómagos delicados y personalidades sensibles, absteneos de continuar leyendo, no es plan de que echéis la pota encima del teclado, que luego cuesta mucho limpiar entre tecla y tecla.



Entrada del templo



Tal y como indica el sobrenombre, este templo tiene la particularidad de acoger a cientos de roedores, que se pasean de un lado para otro por todos los rincones imaginables, y son alimentadas por las ofrendas de los numerosos peregrinos. Por suerte, las ratas son bichos más bien tranquilos y están todas concentradas en los puntos donde se les deposita el alimento, con lo que es posible recorrer el templo sin miedo a pisar alguna. Por lo visto, de ser así, tendría que pagar su peso en oro.





Karni Mata fue una mística, considerada una reencarnación de la diosa Durga, a la que se le atribuían poderes divinos. En el siglo XV construyó este santuario para aquellos criminales que buscaban la absolución y el perdón. A Karni se le atribuyen cientos de descendientes. Según la leyenda, uno de sus hijos, Laxman, se ahogó en un pozo. Su madre entonces le pidió a Yama, el dios de la muerte, que lo resucitara, pero éste se negó argumentando que el niño ya había sido reencarnado en rata. A partir de ese momento, Karni se prometió a si misma que todos sus descendientes nacerían ratas, y cuando se cansasen de tan dispar vida, se reencarnarían en humanos.
De aquí viene pues la devoción de los fieles por estos animales.

En total se han podido contabilizar hasta 20.000 ejemplares. Entre ellas, existen algunas blancas, las cuales son más bien escasas, y es un signo de buena suerte el encontrarse con alguna. Yo, por mucho que deambulé por los pasillos no pude ver ninguna, otra vez será.


¿No son encantadoras?


Fieles en torno al altar principal

Tras la visita al templo volví a Bikaner, de la que no tengo apenas nada que contar, puesto que fui directo a pillar un autobús hacia Jaisalmer, mi siguiente destino. Llegué al anochecer, y allí me esperaba Sanjay y un grupo de amigos que me invitaron a comer y a celebrar con ellos uno de los rituales más celebrados en toda la India. Se trata del Mahashivratri, “La gran noche de Shiva”, en la que el dios ejecuta la Tandava, la danza de la creación, preservación y destrucción. Los fieles rezan sus oraciones y ofrecen comida, flores y frutas al Lingam, símbolo fálico, al que también se le da un baño sagrado de leche, yogur, miel y agua de rosas.



Y esto es lo que dio de si el primer día de mi viaje, Me acosté contento, entusiasmado y lleno de ganas por empezar a explorar Jaisalmer, sin duda, de lo mejor que he visto en mucho tiempo.

2 comentarios:

polvora dijo...

por favorrr como te has podido hacer fotos con las ratas por el amor de dios???? jeejejeejeej (bueno,esa foto creo que la vi en el face)

ya a estas alturas tendras estomago pa to, anda que si tengo que pasear yo por ayi DESCALZA por ese suelo lleno de ratas me da algo!! te lo juro! pero ole tus huevos

Desde luego te vas a venir con toda una experiencia gratificante,un abrazo

Pakonas dijo...

A decir verdad, da mucho menos asco el caminar descalzo por ese templo, que con zapatos en determinados sitios, como oficinas de correos, bancos, o departamentos de migración, no sólo de India, sino de cualquier país.

No quieres una ratilla de recuerdo?