martes, 10 de febrero de 2009

Ojo que pica (homenaje a la guindilla)

Una de las cosas cotidianas a la que no tarde en acostumbrarme en cuanto llegué aquí, era la presencia de picante en las comidas. En cada una de las comidas, con arroz, mezclada entre las verduras, con pollo o pescado, en todo momento, para almorzar, cenar, e incluso en el desayuno, entre los huevos de la tortilla... allí está "ella": la guindilla picante.



Aquí, en los platos indios, las veréis por todas partes, y la gente se las zampa como quien come avellanas. De hecho las suelen poner como tapilla, junto a cebollas crudas y un limoncillo. Al principio, se me hacían difícil esos calores que me entraban, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que no sólo ya no me causaba ardores ni ningún otra reacción negativa, sino que incluso empezaban a producir efectos beneficiosos en mí.

Y es que, por lo visto, la guindilla contiene una sustancia llamada capsaicina, la cual tiene efectos beneficiosos para la salud, y de hecho se utiliza en la cura de muchas enfermedades, como resfriados, sinusitis, dolores musculares. También favorece la circulación de la sangre, reduce el colesterol y, además, previene de problemas de corazón e incluso cáncer.


Mírala, que bonita es

Por otra parte, el consumo de picante aumenta la producción de endorfinas, una proteína que el cerebro suele generar cuando realizamos ejercicio o tenemos un orgasmo, por ejemplo, y que son las responsables de la sensación de bienestar asociada. Así, las guindillas funcionan también como antidepresivos, favoreciendo el buen humor y el buen rollo. Y es que no me extraña, conociendo a personas como Gaurang (creo que a él ya le ponían picante hasta en los potitos) o Tanush, la mayor parte del tiempo con la sonrisa en la boca, como si se hubieran fumado a saber qué.

Y yo la verdad es que lo noto también. A base de picante, desde que estoy aquí aun no he tenido ni un simple resfriado, ni malestar de ningún tipo, y me siento con bastante energía, vitalidad y buen humor, que tanta falta hace para vivir aquí. ¡Qué vivan las guindillas!

3 comentarios:

debajo dijo...

Otra vez yo con las preguntas:
La guindilla esa es más fuerte que la guindilla española la que se echa p.ej. al cocido?

Por cierto, existe una pomada-crema para la espalda que se llama Capsicam (por el nombre parece que lleva lo mismo que las guindillas) y se utiliza a currar y disminyir los dolores fuertes de la espalda.
Así que habrá que empezar a comer la comida más picante, ale!

Pakonas dijo...

Le echas guindilla al cocido? Pues la verdad es que tendría que documentarme más, pero yo la veo igual, la verdad. Lo que estoy viendo es que a la vuelta, voy a empezar a ponerle guindilla hasta a los flanes.

Odara dijo...

Igual lo que se fuman son las propias guindillas, vete tú a saber... pregúntales a ver...

Me ha hecho mucha gracia lo de la guindilla en los potitos.

Ten cuidado, que yo una vez después de estar cortando guindilla me puse las lentillas y... buf... nunca he tenido los ojos más rojos... tardó días en írseme... Y otra vez después de cortar peperoncino fui al baño... qué te voy a contar...